En Colombia los planes de gobierno de los últimos 20 años han privilegiado la implementación de un modelo económico de desarrollo extractivo, el cual plantea una reconfiguración territorial a partir de la consolidación de diferentes proyectos y megaproyectos. Uno de los sectores claves para lograr este objetivo es el sector de infraestructura en el cual se han planteado grandes e importantes obras en todo el territorio nacional mediante la construcción de centrales hidroeléctricas, represas, carreteras e hidrovías.
Los megaproyectos actualmente en proceso de ejecución y adjudicación en el país implican importantes impactos en materia social y ambiental tanto a las comunidades directamente afectadas como a los diferentes ecosistemas que se ven transformados, y donde se acumula un pasivo ambiental no cuantificado. A partir de estos impactos consideramos fundamental entender a fondo quienes son los actores principales en los diferentes proyectos y cuál es la responsabilidad de los mismos.
Desde los comienzos de este siglo los grupos empresariales brasileros han tomado el liderazgo en la ejecución de proyectos de infraestructura en toda Suramérica, y en Colombia encontramos a Odebrecht como socia mayoritaria de Navelena, la empresa a cargo del proyecto de recuperación de la navegabilidad del Río Magdalena; y Camargo y Correa a cargo de la construcción de parte de la Hidroeléctrica de Ituango, ambos proyectos tienen en común el manejo de presupuestos millonarios, y que las obras comprometen a los dos ríos más importantes del país: el Río Magdalena y el Río Cauca.
Es necesario por tanto divulgar como es el desempeño de esas empresas a lo largo del continente, al igual que conocer los escenarios de incidencia por parte de la sociedad civil frente a esas empresas, y por último generar un espacio de dialogo y discusión en torno a las realidades rurales y urbanas en Antioquia y la posibilidad de articulación para la defensa de las formas tradicionales y ancestrales del ser y habitar los territorios.