El 6 de marzo en Montería
Hoy en Colombia es bastante común que desde los ámbitos periodísticos, económicos, académicos y políticos se hable de despojo violento de tierras y territorios. Pareciera un tema que preocupa a las altas esferas de la sociedad.
Hay que recordar, sin embargo, que esta preocupación es reciente. Hasta hace muy poco el despojo no era un tema de interés para la gran prensa, el alto gobierno, los más prestantes académicos y las clases privilegiadas. Podría hablarse, en el mejor de los casos, de un silencio cómplice con algunas dignas excepciones. Pasaron varias décadas antes de que buena parte de la sociedad urbana se pronunciara frente a la sangría a la que han sido sometidos los habitantes rurales en Colombia para despojarlos de sus tierras y territorios.
Los que sí no pudieron sustraerse de conocer de cerca el despojo son sus víctimas: las campesinas y los trabajadores rurales colombianos. Fueron ellos quienes pusieron los 200.000 muertos y los dos millones de desplazados de la guerra civil desatada por las élites entre 1946 y 1957.
Fueron ellos a quienes se les despojaron 6.6 millones de hectáreas entre 1980 y 2010 expulsándolos del 12.9% de la superficie agropecuaria del país. Fueron los pobres del campo los que pusieron los más de cuatro millones de desplazados y 60 mil desaparecidos que hay en Colombia. Son ellos a los que se les expulsó del territorio para tener un 59% del territorio nacional en concesiones mineras.
Ese país real y sus tragedias son las que se hacen evidentes ahora para buena esa parte de la sociedad. Fueron esos despojados y olvidados los que se manifestaron en varias poblaciones colombianas el pasado 6 de marzo en la jornada convocada por el MOVICE –Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado.
Se atrevieron a llegar hasta Montería, hasta hace poco fortín inexpugnable de la más sanguinaria élite despojadora. Fueron a recordar a las víctimas y a acompañar solidariamente a los sobrevivientes en sus reclamaciones.
En un recorrido de más de dos horas, aproximadamente 2000 personas de la Costa Atlántica y Antioquia, recorrieron las calles de una Montería que se notaba sorprendida ante la presencia de los manifestantes. Parece que el orden impuesto por la derecha a sangre y fuego, hizo de este tipo de movilizaciones un hecho atípico en esta población. Sin embargo, pese a la sorpresa, muchas de las personas consultadas expresaban su aprobación ante este tipo de acciones reivindicativas. El drama humanitario de la ciudad es tal que, elegidos al azar, varios de los entrevistados eran víctimas de atroces crímenes.
Pese a este contexto trágico, la marcha coloreó de esperanza, alegría y dignidad los lugares por dónde avanzó. Estuvieron presentes muchas víctimas reivindicando sus muertos y desaparecidos. Encabezando la marcha estaban la presidenta del Polo Democrático, Clara López Obregón, y el Representante a la Cámara por el mismo partido, Iván Cepeda. Los acompañaba otro integrante del MOVICE, Carmelo Ágamez, quien estuvo preso injustamente debido a la persecución de los victimarios ante las denuncias interpuestas por él en Sucre.
La marcha avanzó varios kilómetros hasta detenerse ante el monumento que los paramilitares hicieron en la ciudad, simbolizando “la refundación de la patria”. En medio de la bélica y fría escultura dedicada a los victimarios, la marcha realizó un homenaje a las víctimas poniendo ataúdes simbólicos y fotos para recordar a los asesinados y desaparecidos. Una representante de las comunidades afrodescendientes desplazadas de Córdoba, dio un sentido discurso que condensa el espíritu valiente, popular y trágico de la conmemoración:
“Hoy 6 de marzo, al frente de este monumento que ha sido señalado por uno de los jefes paramilitares, que es un homenaje a los mismos, con temor pero con dignidad por la memoria de todas nuestra víctimas señalamos y pedimos que no se sigan construyendo monumentos a ellos, mientras se desconoce la voz de nosotros y nosotras los campesinos, mujeres afros e indígenas, jóvenes, estudiantes, en fin, las víctimas. Las mismas a quienes además no se nos garantizan nuestros derechos a la verdad, la justicia y la reparación integral, pero además a quienes no se nos garantizan medidas efectivas de protección. […] Los afrodesplazados han sido una raza revictimizada durante siglos. En nuestra patria somos discriminados por la raza, por nuestro fatal destino que nos arrebataron nuestras pertenencias, por consecuencias de los violentos se nos ha robado nuestros espacios socioculturales y nos obligan la vida a vivir en tierra ajena negándonos la libertad. Con la carga del dolor a cuestas de padres asesinados, hijos y mujeres, hoy reclamamos justicia. La verdad en cada hecho de sangre que enluta nuestra existencia con la constante repetición de violación a nuestros derechos, hoy seguimos reclamando que la tierra despojada vuelva a sus verdaderos dueños y que nos dejen cultivar y cosechar nuestros sueños. Compañeros hoy les digo, estoy amenazada y ustedes son testigos, de pronto sea la próxima víctima, muchas gracias.”
De acuerdo al desenvolvimiento de la marcha en la ciudad de Montería el 6 de marzo, puede afirmarse que se escuchó el grito de las víctimas contra el despojo y por una restitución real e integral de tierras. En una de las regiones más golpeadas por el despojo y la violencia extrema de los victimarios, se celebró el día mundial de las víctimas de crímenes de Estado de Colombia.