Han pasado siete meses desde el último incendio que consumió las casas de 176 familias en el barrio Altos de la Virgen, ubicado en las laderas de la Comuna 13 de Medellín, y aún no hay soluciones concertadas y definitivas para detener la trashumancia de quienes abandonaron sus casas en cenizas con las esperanzas puestas en los subsidios de vivienda que la Administración Municipal les prometió. Peor aún, basados en el argumento de que se encuentran ubicados en una zona de alto riesgo, la Alcaldía de Medellín pretende desalojar a otras 68 familias y reubicarlas en el sector de Pajarito, pese a los problemas de seguridad que ello le acarrearía a los nuevos habitantes.
Durante más de una década Altos de la Virgen ha sido el resguardo de 726 familias desplazadas por el conflicto social y armado que se ha vivido con crudeza en los municipios de San Carlos, Granada y San Luis. Su historia está atravesada por varios desalojos y dos incendios. En mayo de 2002, cuando apenas nueve familias se habían instalado en el barrio, “entraron como 150 hombres del Municipio, con picas en mano. Nos echaron las casitas abajo y nos destruyeron unos cultivos que teníamos de yuca, cebolla, tomate y plátano para poder vivir. Y llamaron a los de Bienestar Familiar para que se llevaran a los niños, pero no dejamos”, dice Luz Mery Duque, una de las primeras habitantes del sector.
A partir de entonces el barrio comenzó a crecer hasta alcanzar el número actual de familias, compuestas mayoritariamente por menores de edad y a la cabeza de madres solas y trabajadoras.
Más tarde, el 30 de diciembre de 2007, se produjo el primer incendio en Altos de la Virgen a causa de un corto circuito. Tres años después, el 3 de junio de 2010, nuevamente el barrio se vio envuelto en llamas, pero en esta ocasión los habitantes denunciaron desde el primer momento que el desastre había sido producido por manos criminales. Fue tal su insistencia, que el Alcalde de Medellín, Alonso Salazar, ordenó a la SIJIN encargarse de la investigación para determinar las causas de la conflagración.
Haciendo caso omiso a estas denuncias, en la Resolución 078-1 proferida por la Corregiduría de San Cristóbal el 16 de junio de 2010, tan sólo trece días después de la catástrofe, se ordena la evacuación definitiva e inmediata de las familias del sector, la Administración expresa que el incendio del 3 de junio “pudo obedecer a un accidente no identificado, conexiones eléctricas defectuosas, fraudes en las redes eléctricas, manejo inadecuado de pipetas de gas”.
Por otro lado, días después del incendio el Alcalde anunció que en la zona del desastre se construiría un parque (1). Aunado a ello, ya han empezado a correr rumores e inquietudes sobre lo que se planea para el sector. “Hace unos días, en una reunión en la Alcaldía, nos enteramos de que es un proyecto de la familia Fajardo. Piensan hacer un parque y una cancha sintética. El proyecto vale 2.700 millones de pesos. Con 2.700 nos reconstruyen el barrio y mejoran la cancha”, dice Luz Mery.
Queda, entonces, la pregunta abierta: ¿Qué hay detrás del incendio y del desalojo en Altos de la Virgen?
Pajarito no es una opción
Si bien están viviendo en Pajarito algunas de las familias que resultaron damnificadas en el último incendio, no dejan de escucharse quejas por doquier. En primer lugar, los apartamentos tienen dos habitaciones, cocina y sala pequeñas, donde no caben las numerosas familias de Altos de la Virgen.
“Esas no son condiciones dignas para vivir, en esas piecitas ni siquiera cabe una cama doble. ¿Uno cómo se mete con sus nueve hijos a una cajita de fósforos?”, se pregunta Liliana Celis, madre cabeza de familia.
“El agua no sube, los muros están agrietados, y los servicios públicos son costosísimos. Algunos de los que se fueron para allá, tuvieron que irse de arrimados donde familiares porque no aguantaban los servicios tan caros”, afirma Luz Mery Duque.
Es la seguridad el argumento que más pesa para que las familias de Altos de la Virgen se nieguen a vivir en Pajarito. “Allá fue a dar la banda que estaba antes en el barrio, a la que sacaron hace catorce meses. Ellos ya han amenazado a algunas familias que se fueron para allá después del incendio, y las hicieron ir”, cuenta un habitante del sector.
Relata, además, que hace unos días, mientras visitaban una de las urbanizaciones de Pajarito, escucharon a “la mujer de uno de los comandantes de la otra banda cuando decía por teléfono que pirobos de Altos de la Virgen no se pueden ver por aquí”.
Y agrega: “Nosotros no nos queremos ir para Pajarito. Tenemos hijos, muchachos jóvenes, y allá hay un conflicto armado que el mismo Alcalde conoce. Allá nos acribillan a los muchachos”.
Desalojo ¿por qué?
A este panorama se suman las contradicciones del desalojo. El informe de visita de vigilancia administrativa de la Personería de Medellín, presentado ante la comunidad el 20 de diciembre de 2010, no deja claro si se ordena porque Altos de la Virgen descanse sobre suelo inestable o porque sea zona de uso forestal.
En uno de sus acápites plantea que el suelo sobre el que se ha elevado el barrio desde hace más de una década “es de proyección y uso forestal protector-productor cuya principal actividad es la selvicultura, área destinada a la conservación y permanencia del bosque, y en los diferentes estudios arrojan que es una zona de protección, por lo tanto la comunidad tiene el deber como ciudadanos de preservar este medio en el que actualmente viven, y aceptar lo ofrecido por la Administración como una forma de cuidar la naturaleza, de conservarla y por supuesto reconocerle, respetarle, agradecerle”.
Entre tanto, continúa el informe, se “ordena evacuación definitiva a causa de la alta vulnerabilidad ante fenómenos asociados a movimientos en masa, fuerza eólica y demás daños producidos por el incendio”.
No obstante, afirma Liliana: “nosotros no estamos en alto riesgo. Cuando hicieron el estudio de suelos, siempre estuvimos al lado de las personas que perforaban la tierra y les íbamos preguntando “¿dónde se puede construir?, ¿qué parte es apta?”, y ellos nos llegaron a decir que con lo que se construye una casa en El Poblado, se reconstruye este barrio acá”.
Grandes dudas recaen sobre este asunto puesto que a dos semanas de ocurrido el incendio se emite una resolución tan drástica como “ordenar la evacuación definitiva”, y aún no se ha compartido con la comunidad el informe del estudio de suelos que dio pie a dicha resolución.
Exigen soluciones concertadas
Durante estos siete meses la gente se ha sentido presionada para dejar el barrio. El temor a perder su techo ha llevado a muchas familias a postularse para recibir vivienda en Pajarito, pero se niegan a dejar Altos de la Virgen, especialmente porque no creen estar pisando suelo geológicamente inestable.
En varias oportunidades se han quejado ante la Procuraduría Regional de Antioquia, logrando un pronunciamiento al respecto de parte del procurador Elías Hoyos Salazar, donde resalta las amenazas y presiones por parte de funcionarios de la Administración Municipal.
La única posibilidad que la Alcaldía les ha ofrecido hasta ahora es trasladarse al sector de Pajarito, una opción que consideran va en detrimento de su bienestar y su seguridad. A quienes tienen predial del lugar que habitan en Altos de la Virgen, les cambian llaves por llaves. Quienes no cuentan con documentos de propiedad, deben pagar 839.700 por la escritura del apartamento en Pajarito.
Decididos a encarar las presiones de los funcionarios públicos y a exigir de parte de la Administración Municipal propuestas concertadas y acordes a la realidad y las necesidades de la comunidad, y garantizarles mejores condiciones de vida, las familias de Altos de la Virgen le hacen una petición a la Alcaldía de Medellín: “estudiar más a fondo nuestro caso y ponerse la mano en el corazón. Nosotros somos desplazados, la mayoría somos madres cabeza de familia, hay mucho desempleo, mucha miseria. No tenemos dónde poner a nuestros hijos”.
Proponen, asimismo, que sus viviendas sean legalizadas para ellos comenzar a hacerles mejoras o que, en caso de que la evacuación sea inminente, el lugar de la reubicación sea concertado, donde puedan estar tranquilos y al margen de constantes problemas de orden público, y tener acceso a todos los servicios necesarios para vivir dignamente.
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(1) Periódico El Mundo, junio 6 de 2010: “Altos de la virgen se convertirá en parque”.