EDITORIAL
“Los derechos humanos, por definición, tienden a ser universales. Aún cuando, su característica más universal es su violación universal.” (Lienemann)
Los derechos humanos siguen estando al orden del día en todas las noticias del mundo y de Colombia en particular, pero no precisamente por su reconocimiento, sino por su vulneración y desconocimiento sistemático que deja miles de víctimas asesinadas, desaparecidas, o en condiciones de total indignidad, en países que cínicamente se siguen nombrando como democracias o Estados de derecho estables y comprometidos con el sistema internacional de protección de las garantías ciudadanas. El discurso de los derechos humanos se amplía en su reconocimiento constitucional, pero a la vez se banaliza su aplicación, quedando reducidos los mismos a normas que se pisotean y se desconocen sin que haya mecanismos efectivos que sancionen a los Estados y sus gobiernos por su incumplimiento.
Colombia, insistimos, es un buen ejemplo de lo dicho. En desarrollo de la “democracia más establece del continente” se han cometido más de cincuenta mil crímenes políticos o de Estado en las últimas tres décadas. Miles de desaparecidos, asesinados, desplazados y el exterminio de un partido político, pese a tener gobiernos civiles, muchas más víctimas que en las dictaduras militares del cono sur. La llamada seguridad democrática del presidente Álvaro Uribe Vélez permitió que en los últimos seis años se cometieran más de tres mil ejecuciones extrajudiciales en el país. Las fuerzas militares – mal llamados héroes de la patricia – son responsables de masacres como la ocurrida hace cinco años, el 21 de febrero de 2005, y en la cual fueron cruelmente asesinadas ocho personas, entre ellas tres menores de edad pertenecientes a la Comunidad de Paz de San José de Apartadó. Justamente en este primer boletín haremos memoria de estas víctimas y de los mecanismos del horror implementados por el actual gobierno para garantizar el silencio y la no contradicción a sus políticas autoritarias.
La realidad no ha cambiado a pesar del mal llamado proceso de desmovilización. Así lo reconoce Human Rights Watch en su reciente informe Herederos de los Paramilitares: La Nueva Cara de la Violencia en Colombia, al señalar que:
“Si bien existen diferencias entre las AUC y los grupos sucesores, estos son en muchos sentidos una continuación de algunos de los “bloques” o grupos paramilitares.’ Según informó la policía, casi todos los líderes de los grupos sucesores son jefes de las AUC de rango medio que nunca se desmovilizaron o que continuaron participando en actividades delictivas pese a que aparentaron haberse sumado a la desmovilización. Los grupos se encuentran activos en muchas de las mismas regiones en las cuales tenían presencia las AUC, y operan en forma similar a estas: controlan territorios mediante amenazas y extorsión, participan en narcotráfico y otras actividades delictivas y cometen abusos generalizados contra civiles (…) El surgimiento de los grupos sucesores era predecible, en gran parte debido a que el gobierno colombiano no desmanteló las estructuras criminales de las AUC, ni sus redes de apoyo económico y político durante las desmovilizaciones”.[1]
Este contexto de sistemática y permanente violación de los derechos humanos, la comisión de crímenes contra la humanidad y la persecución a la labor de defensa de los derechos humanos, nos motiva a seguir en la denuncia para darle a conocer al mundo esta realidad. Por ello nos hemos propuesto realizar este Boletín trimestral SEMILLAS DE LIBERTAD, que inicialmente será virtual, con el propósito de evidenciar la violación de los derechos en Antioquia, pero también las luchas y resistencias de los diferentes sectores sociales que insisten en la construcción de la sociedad diferentes, que reconozca la dignidad humana y haga posible una nación democrática con igualdad de derechos para todas y todos.
Bienvenidos y bienvenidas, entonces a este primer número que abordará la memoria de las víctimas de la masacre del 21 de febrero en la Comunidad de Paz de San José de Apartadó, así como la conmemoración del Día Internacional de los Derechos de las mujeres. Esperamos que lo lean y nos hagan los comentarios respectivos.
LEER BOLETIN COMPLETO: BOLETIN MARZO.pdf
[1]Human Rights Watch. Herederos de los Paramilitares. Febrero de 2010. Web Site Address: http://www.hrw.org
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Last modified: 29 septiembre, 2021