“Nosotros nunca los olvidaremos y mientras vivamos estaremos todos los días de nuestra existencia exigiendo justicia, exigiendo que los culpables sean castigados y la memoria de nuestros familiares, amigos y compañeros sea elevada al pedestal donde están los inmortales los imprescindibles”
Rita Yvonne Tobón
Alcaldesa de Sergovia 1988- 1990
Han pasado 27 años ya desde aquella noche en la que no paraba de llover, noche en la que Segovia, pueblo reconocido por ser uno de los mayores productores de oro del país, se convirtió en un rio de sangre, se convirtió en una víctima más de este conflicto social, político y armado que nos ha azotado desde hace décadas.
En el año de 1988 la Unión Patriótica gana las elecciones populares de alcaldía, dejando a Rita Ivonne Tobón Areiza como primera autoridad del municipio, además de lograr siete de trece concejales, constituyéndose en la fuerza electoral mayoritaria del municipio de Segovia, en donde por años habían dominado los partidos tradicionales como consecuencia de un sistema de designación de la primera autoridad local sin participación popular.
El logro por parte de la U.P. no fue del agrado de algunas organizaciones de ultraderecha presentes en el territorio y sus alrededores y muy pronto se notificó a los segovianos de la aparición de un movimiento paramilitar autodenominado “Muerte a revolucionarios del nordeste”, que según ellos restauraría el orden en el municipio.
Era 11 de noviembre de 1988, viernes cultural, la música carrilera de los bares del pueblo acompañaban la alegría de iniciar el fin de semana; alegría que fue cortada de tajo cuando una ráfaga de ametralladora inició lo que sería una de las masacres más grandes de Colombia y del nordeste antioqueño.
Poco antes de las siete de la noche paramilitares bajo el mando de Alonso de Jesús Baquero, alias “Vladimir” irrumpieron en el pueblo disparando sin mediar palabra y sin importarles qué civil se pasaba por el frente, así segaron la vida de 46 personas[1] y más de 50 heridos, en un acto de retaliación política contra el pueblo.
No hubo tiempo de reaccionar ante tal barbarie, en cuestión de hora y media las calles de Segovia eran arroyos de sangre, iniciaba el más largo de los fines de semana y que estaría marcado por el dolor, el olor a muerte, la incertidumbre, el miedo y la impunidad.
Cesar Pérez García, ex presidente de la Cámara de Representantes, autor intelectual de este holocausto, fue condenado a 30 años de prisión por homicidio agravado, delitos de lesa humanidad, lesiones personales y concierto para delinquir. Tuvieron que pasar más de 24 años para que la justicia llegara.
Hoy Segovia aún no olvida a sus muertos, en el parque principal del municipio yace un monumento con sus nombres, recordando a residentes y visitantes que allí se vivió una horrible noche, que allí se pretendía exterminar la democracia y la población creyente en esta a sangre y fuego, que la fuerza pública fue cómplice del dolor que han cargado por 27 años, pues aún no se explica cómo la policía estando a un costado del parque y los militares del Batallón Bomboná ubicado a 4 minutos, no reaccionaron ni pronta ni eficazmente.
[1] Fallecieron: Adalberto Lozano Ruiz, Carlos Enrique Restrepo Cadavid, Carlos Enrique Restrepo Pérez, Diana María Vélez, Erika Milena Marulanda, Fabio Jaramillo, Fabio Sierra Gómez, Francisco William Gómez Monsalve, Gildardo Antonio Restrepo Cadavid, Guillermo Osorio Escudero, Guillermo de Jesús Areiza, Henry Alberto Castrillón, Jairo Rodríguez Pardo, Jesús Aníbal Gómez, Jesús Antonio Benítez, Jesús Antonio García, Jesús Emilio Calle Guerra, Jesús Orlando Vásquez Zapata, Jorge Luis Puerta Londoño, José Abelardo Madrid, José Alberto Osorno Betancur, José Danilo Amariles Ceballos, Juan de Dios Palacio Múnera, Julio Martín Flórez Ortiz, Libardo Antonio Cataño Atehortúa, Luis Adalberto Lozano Ruiz, Luis Ángel de Jesús Moreno San Martín, Luis Eduardo Hincapié, Luis Eduardo Sierra, María del Carmen Idárraga, María Dolly Bustamante, María Soledad Niño, Olga Agudelo Barrientos, Oscar de Jesús Agudelo, Pablo Emilio Gómez Chaverra, Pablo Emilio Idárraga Osorio, Regina del Socorro Muñoz Mestre, Roberto Antonio Marín Osorio, Robinson de Jesús María Arena, Rosa Angélica Mazo Arango, Shirley Castaño Patiño, Vidalia Orozco Saldarriaga y tres personas más no identificadas