En este número queremos abordar diferentes temas asociados alrededor del cuidado y la autonomía, que juntas conforman para nosotros la base de la lucha por la vida digna. Por medio de la acción en la Huerta Escuela nos acercamos a la parte de nuestra identidad que toca con el campo y el campesino, con el origen de nuestra alimentación.
Somos la gente desplazada que seguimos activos en nuestra idea de memoria, pues no la abovedamos, la sembramos para tener la esperanza y la alegría de ver surgir la vida del mismo suelo que besan nuestros pasos. Este caminar nos ha llevado a pensar en algunas preparaciones para nuestro cuidado en medio de la pandemia (de fascismo y de virus), para fortalecer nuestro sistema inmune y nuestra memoria, una que surge de la posibilidad de disponer de elementos que nos brinda la misma naturaleza cuando entendemos que también se encuentra bajo la opresión y dominación del capitalismo y la convertimos en nuestra aliada en la lucha. Ahí está el germen de la idea de autonomía.
Junto a este germen también se mira a las falsas promesas que desde el mal gobierno se nos hacen, para detener nuestra sed y nuestra hambre de libertad y dignidad. Dicen que nos “ayudan” pero en realidad mantienen en un gota a gota (subsidios) nuestras situaciones más urgentes como la vivienda, la alimentación, el agua, la electricidad, la democracia, la libertad. Y lo decimos desde nuestro profundo sentir, desde nuestra digna rabia, por lo que representó el paro nacional de este año, con sus explosiones de dignidad por todo el país al mismo tiempo que el estado, a través de la policía, el ejército, sus organismos de inteligencia, dirigieron sus armas de terror para reprimir la protesta social.
Las semillas se siguen sembrando, seremos millones, nuestra memoria no es un archivo de lapidas, es un fuego que busca quemar al tirano y su tiranía sobre nosotrXs para que de la tierra surja un nuevo modo de vivir.