El barrio Moravia sigue recibiendo noticias de parte de la administración municipal reiterando que el morro de basuras -antiguo basurero municipal- debe estar deshabitado en poco tiempo con el fin de terminar la construcción de la obra –una avenida circunvalar, un parque recreativo- por la cual agresivamente, desde el 2006, la alcaldía ha despojado cerca de 3000 mil hogares de este pedacito de Moravia, y los ha enviado a los “extramuros de la ciudad”, a nichos-apartamentos (40mts) con múltiples problemas de infraestructura y orden público, y, ni que decir de quienes envió a deambular a las agresivas calles de “la tacita de plata”.
De este pedacito también salen noticias, y es así como cerca de 100 personas, realizaron el pasado 6 de julio tres cortes de ruta momentáneos en la vía regional norte, en el tramo que cruza por este barrio en la margen derecha del rio Medellín. A las 4:30 de aquella tarde, pasé por el “puente del Mico” –al lado de la terminal de transportes del norte Medellín- mire hacia su “oreja” donde queda la cancha de Moravia y un parquecito infantil, ya sabiendo mi persona, que en los procesos de lucha popular en los barrios hay que ir cogiendo es confianzas entre quienes los conformamos, y no esperaba ver tanto una gran “masa”, sabiendo igualmente que una gran mayoría y multitud es quien cree en el emporio del cemento y cree que el alcalde o el gobierno va dar casas gratis. Así es que, con confianza y unión, los pocos que buscamos conseguir sin pedir nada, pudimos hacer esta acción de hecho con suficiente fuerza, interrumpiendo a ratos la dinámica de “la ciudad de asfalto” que desde las Tierras de la Ladera se ve “ridícula e inverosímil” según plantean Estefanía Carvajal y Yuliana desde las laderas de la comuna 3 (ver: “Estas Tierras de la Ladera”, 28 Mayo 2012; www.tintratres.com. Periódico Tinta 3).
Desde las 5 pm en el plantón se denuncio a la indolente y “humana” administración –entre lo que está el Instituto Social de Vivienda de Medellín ISVIMED- con sus expropiaciones administrativas que dejan sin casa a la población más desheredada para que “los grupos económicos se adueñen de nuestras tierras, y, con el plan BIO 20/30, de las laderas del río Medellín” según comenta Carlos, un líder social del barrio. A las 5:40 -marcadas en el reloj de la estación Caribe del metro- salimos a la avenida regional, y una de las pancartas que nos sirvió de tropiezo al caos vehicular gritaba: “exigimos un trato humano de la alcaldía con la comunidad de Moravia….ANIBAL GAVIRIA FALSOO!!!”. En el puente peatonal de la estación caribe y arriba de nuestras cabezas, colgaba el mensaje “aquí la alcaldía nos está dejando sin casa” cuya gran pancarta soportaba una hilera de mirantes desprevenidos que salían o entraban al metro.
Mientras esperamos que estuviera el gran postre comunitario de arroz con leche, nos aventuramos con gran motivación una vez más a la vía regional, ¿hora? pico (6:15 PM). Perros, Mujeres, amigos, amigas, niños y niñas, sin ningún temor salieron coreando “a las calles a luchar, por vivienda digna y popular” y “si Moravia lucha, el alcalde se emputa…….y si se sigue emputando nos seguiremos movilizando”. Ya con los ánimos vehiculares al cuello del afán, le abrimos paso a una ambulancia.
“Arriba la lucha de los barrios populares”
Se preguntaran quienes les toco chuparse ese taquito a la hora pico ¿Por qué estas acciones de protesta?. Resulta que, como dice la gran pancarta, en el morro de Moravia solo quedan unos ranchos colindantes junto a las obras avanzadas por un conjunto de obreros que también se están ganando la papita trabajando con una institución tan injusta como la alcaldía de Medellín, la cual, para limpiar su imagen, hace propaganda de “viviendas con corazón”. “Yo el corazón no lo veo por ninguna parte” expresa Amelia, una habitante del Morro a quien los empleados municipales -como a muchas familias- le taponan o intentan dañar cada rato la tubería con el fin de hacerla aburrir e ir. Entre tanto, hace algunos días, don Luis -otro habitante del Morro- apoyado en “los artículos constitucionales que dicen que primero se debe reubicar a las personas y luego se hacen las obras”, opinaba “no tenemos porque aguantarnos las maquinarias –retroexcavadoras, volquetas- encima de las casas”.
Más que reubicación, estas personas requieren es reasentamiento en sitio –en Moravia-, pero más que eso, desean que las dejen tranquilas. Carlos comenta “a 10 minutos tenemos el Parque Berrío, y nos vamos a pie porque nos enseñamos, acá nos enseñamos hasta a convivir con la basura” puesto que según el mismo dice en el video Medellín la mas expropiada, este es quizá el único barrio del mundo levantado sobre un basurero. Un barrio que sobrevivió en base a un tejido social inigualable y entre lo que la sociedad mercantil desperdicia, un tejido social forjado por tantas personas, entre ellas muchas mujeres -nombradas tantas veces en la historia pasada y presente de este barrio- y con ellas doña Libia Serna, quien hace 2 meses sufrió un derrame a causa de los procesos de expropiación administrativa sucedidos y anunciados, según ella misma cree: “el estrés que uno está manejando, con una carga así, sin saber cuándo se nos descarga”.
En el plantón se encontraban algunas personas de las urbanizaciones cercanas al barrio en las cuales han reasentado cientos de familias: Álamos I Y II –desde hace 5 años- y la Herradura -2 años-. “Vamos a apoyar la lucha de quienes todavía están en el Morro” es el comentario de una habitante de Álamos donde hay muchas personas desconectadas de servicios públicos domiciliarios, y no se les reconoce el estrato anterior, algo contrario a lo acordado en el plan parcial de Moravia. Ni que decir de la Herradura, la cual iba a ser un parque infantil, y ahora son 180 apartamentos en 3 torres con un déficit de calidad de vida e infraestructura nada envidiables: pasamanos flojos y totalmente despegados –se ahorraron el anticorrosivo y con aguas lluvias se va deteriorando y despegando-, tuberías taqueadas, humedad en la mayoría de apartamentos –imagínese cuando llueve-, chapas y puertas desajustadas, convivencia con los gusanos que salen por algunos huequitos en los bordos de las paredes. Esta urbanización, iba a ser de 400 apartamentos en un terreno aledaño y propiedad de la Aslfatadora Colombia del emporio económico Cámara Colombiana para la Construcción -CAMACOL- cuyo abandono contemplado en el Plan parcial de Moravia (acuerdo 1958) no se ha presionado, pues al decir de Manuel Correa -ingeniero civil del ISVIMED- “no se pudo expropiar esa empresa”. Entonces la administración municipal ¿Cómo si es capaz de expropiar a los más humildes? ¿Quién es responsable de las asfixias, rinitis y enfermedades de los pulmones que empezaron a sufrir niños y adultos al lado de la sofocante asfaltadora? ¿Quién va a pagar los accidentes habidos en esta zona cruzada por la avenida regional en la llamada “curva del diablo”? ¿Quién va pagar la niña que se mato hace año y medio al caer a un barranco ya que las obras se dejaron inconclusas? ¿Por qué no se adecuo primero el hábitat y luego se reasentó a las personas allí?. Estas son apenas unos de los cuestionamientos que le quedan a los moravitas al saber que lo que se viene con los planes de desarrollo son más desplazamientos por renovación urbana y más viviendas en altura –edificios y nichos apartamentos- como única solución de la alcaldía y el ISVIMED a los desplazados por sus políticas.
Al plantón también llegaron mujeres de Puerto Nuevo –barrio a unos 200 mts hacia el norte por la vía regional-, quienes desde 1994 vienen luchando en su barrio, ya que, con la construcción del metro se desvío un tramo del río Medellín, lanzando su afluente al bordo contrario donde hay miles de viviendas, y precisamente es por estos barrios que luego por negligencia administrativa no fue canalizado el río. Además muchas familias han sido expropiadas por las obras de la avenida regional norte desde fines de los 90s, por la construcción de túneles para tratamiento de aguas residuales el bordo del río Medellín actualmente, y ante la situación de alto riesgo generada a estas familias lo único que la alcaldía les responde es que “si no quieren salir por las buenas, el río se va a encargar de sacarlas” según señala Flor Holguín, quien además tiene conocimiento de algunas familias que al sentir los altos costos en pajarito -y otras urbanizaciones donde los han reubicado- “se están devolviendo a invadir sobre las invasiones tumbadas”. Actualmente se debaten entre la adquisición de predios –por parte de la Empresa de Desarrollo Urbano EDU- para el puente la 93-94, que conectaría vialmente –¿o vilmente?- las comunas noroccidental y nororiental, y se agregaría al gran complejo planeado por el corredor del río. Doña Flor y una de sus vecinas, opinan a cerca del plantón “es mejor así, cerrar a ratos la vía para no perjudicar tanto a la gente, no le hacemos daños, es sin violencia en paz”.
Del barrio la Cruz –ubicado en el borde de estas laderas nororientales- asistieron algunas madres cabeza de familia gestoras de aquel barrio y otras quienes fueron desalojadas el 31 de mayo -un día después de oficializado el Plan de Desarrollo “Medellín un hogar para la vida”- por funcionarios de espacio público, bienestar social, policía y ESMAD. Ellas vienen en situación de desplazamiento de Choco, y hoy al sufrir igual situación en las laderas de Medellín, están en una cancha grande junto a muchas familias desalojadas allá en la Cruz, desde donde “nos vinimos caminando para este plantón en Moravia”.
“Fiesta en la calle, retoma tu ciudad”
A las 6:30 fue el ultimo corte de ruta, y durante 15 minutos, la fuerza, los ánimos y la unión, permitieron aguantar casi 20 minutos el alboroto de quienes afanados en carros y motos buscaban llegar rápido a su vivienda casi pisando a quienes intempestivamente se metieron en su camino en son de alegre protesta porque la alcaldía los está dejando sin casa, como dice la pancarta grande, la única que cargo piedras aquel día evitando que el viento se la llevara. “ANIMALES ANIMALES” es el grito unánime de los niños y niñas a los vehículos que a las 7 pm -al final del último corte- casi nos atropellan con sus aceleres en neutra.
Durante el sereno bloqueo a la avenida regional –pues no hubo policía hostigando- y como malos conocedores del barrio, los motociclistas desesperados se metían por la acera del jardín construida en las “obras con amor” del municipio, y al ver que no había más salida que unas escalas de tierra, se devolvían con el deleite de los moravitas que si conocen el barrio y montaron una fiesta de risas y gritos en una de las principales vías del país, esa que les ha pasado por encima de las casas a muchas familias. Al final termino satisfactoriamente el plantón, eso sí, con el protagonismo robado por un funcionario de DDHH que llego al final en su lujosa camioneta -quizás más cara que varios apartamentos de la Herradura- y quien, al enterarse de la presencia y solidaridad de personas de otros barrios le dicen a las señoras desalojadas de la Cruz “no tienen que estar haciendo nada en Moravia” a lo que ellas responden “hemos sido desalojadas en la Cruz, y venimos acá donde han desalojado tantas familias para que no desalojen a nadie más”.
Al final de la tarde, como jóvenes que acompañamos el proceso de la Mesa de Vivienda y Hábitat de Moravia, constatamos una vez más que la terminal de transportes está a solo unos pasos y a 10 minutos alargados por los metros que el metro no le quiso ahorrar a los habitantes peatones. Y, salimos con recelo y planeando como evitar la tedioso rutina de mostrar cédula para que la policía -constantemente aportada en la terminal a la entrada del puente peatonal estación Caribe- haga registro, retenes policías que allí sufre la mayoría de hombres, recelo nuestro al saber que la represión es principalmente sobre quienes acompañamos a las comunidades barriales en sus justas y necesarias luchas. Porque, como constantemente insiste Carlos “si nos quieren quitar la ciudad a beneficio de turistas y adinerados, la lucharemos para todos sus habitantes”.