Durante muchos años cientos de trabajadores y trabajadoras en las calles, en el rebusque, con puestos estacionarios o con coches y carretas de un lado para otro, han sido una imagen constante en distintos lugares de nuestros barrios y la ciudad en general. Comúnmente se conoce esta realidad (junto con otras como el trabajo doméstico, tenderos/as, el trabajo ocasional, las ventas puerta a puerta entre otros) como trabajo informal, aquella digna labor que, aunque es ejercida por cientos en un país como Colombia, no ha sido reconocida por el Estado, aun cuando se ha convertido con el paso de los años en la única salida para quienes no cuentan con un mínimo vital para subsistir.
El término trabajo informal no ha sido bien definido en el ordenamiento jurídico-político por el Estado Colombiano, asunto que se ha convertido en una excusa para desligarse de la responsabilidad de proteger el derecho al trabajo como un derecho fundamental. Algunos estudios, han abordado el tema de la informalidad como una de las expresiones de la marginalidad que genera un sistema profundamente desigual y excluyente, y que está ligado estrechamente a las condiciones de pobreza que aqueja a la sociedad colombiana.
En el último año y bajo la pandemia del Covid 19, este sector, uno de los más vulnerables, ha sido fuertemente afectado por las condiciones de salud y las medidas que se han tomado para enfrentar los casos de contagio. Madres cabeza de hogar, trabajadoras sexuales, adultos mayores, artistas callejeros, mujeres en condición de prostitución, vendedores ambulantes y estacionarios, han sido una población altamente afectada que sigue en aumento debido a la ineficiencia de un Estado que se ha hecho el de la vista gorda con las exigencias por los derechos de quienes viven bajo la economía del rebusque.
Yo tengo que salir a vender estos aguacates porque qué más. La comida no cae del cielo. A uno si le da miedo, y más con la edad que uno tiene del virus de la pandemia, pero cuando no se tiene sino el trabajito toca hacerle. Igual esa es la vida de los pobres, trabajar mientras los otros se la ganan de ojo. [Vendedor de Aguacates]
Mientras se favorece a empresarios, banqueros, instituciones del Estado y multinacionales con medidas económicas que blindan sus bienes, patrimonios e impuestos, no se reconoce el derecho al trabajo de quienes día a día se ven obligados/as a salir a las calles a conseguir el sustento diario, ya que no cuentan con el acceso a bienes y servicios necesarios para vivir dignamente ni mucho menos poseen las condiciones de satisfacer las necesidades básicas.
Esta situación es una radiografía de la realidad de cientos de familias que han tenido que sumar a todos sus demás problemas, el riesgo de contagio del Covid 19 para poder sobrevivir, pues quedarse en casa acatando las medidas adoptadas por las administraciones municipales y nacionales, no son una opción cuando el hambre apremia y la angustia económica es el pan de cada día.
Ojalá el Estado se pusiera la mano en el corazón y brindara realmente apoyos para nosotros los trabajadores. El trabajo se nos redujo casi en un cien por ciento y vea, ya llevamos más de un año en estas, y uno como hace para ganarse la vida si el centro de trabajo de uno es la casa de otras personas. Aquí falta mucho apoyo porque uno no tiene ningún beneficio de salud ni de nada, ni subsidios, nada. [Empleada doméstica]
En Medellín, diversos sectores de trabajo informal han exigido políticas de atención para sobrevivir a la pandemia. Solicitudes de apoyo económico y alimentario, créditos condonables y hasta posibilidades de acceder a Capital Semilla, no han sido tenidas en cuenta por parte de la administración municipal, que mantiene sus medidas de aislamiento social, pero con movilidad masiva, actividades económicas financieras sin pausa e incentivos comerciales para los sectores económicos de la región.
Hoy, día en que se conmemora el día internacional de los/as trabajadores/as, hacemos un llamado a todas las administraciones a que se implementen medidas concretas para uno de los sectores más afectados por la pandémica del Covid 19.
Exigimos, así como todos/as los/as que tratan de vivir desde el trabajo informal, una Renta Básica y una Protección Integral de las y los trabajadores/as, además del debido reconocimiento de esta labor y los incentivos para la formalización de sus labores que permita el reconocimiento y/o acceso a un trabajo digno.
Este Primero de Mayo, el sector de trabajo informal vuelve a las calles como en días pasados a seguir exigiendo atención a sus demandas y cumplimiento de sus derechos como trabajadores/as. Hacemos un sentido reconocimiento a esos hombres y mujeres que día a día siguen armándose con su dignidad, para sobrevivir a una pandemia y un Estado negligente que sigue sin garantizar el derecho fundamental al trabajo.
Aquí toca es rebuscárselas mijo. Porque esperar del gobierno alguna ayuda o algo para qué si ellos nunca van a ayudar a los pobres ni a los trabajadores humildes como uno. Ahí con esta pandemia se van a venir es muchas protestas, porque si esto está así ahora que nos encierran y todo eso, imagínese cuando todo vuelva a la normalidad, ahí sí que se va a notar como aumentó la pobreza y la miseria. Mientras ellos en sus casas tranquilos la gente se muere más de hambre que de ese virus tan fuerte. Entonces mucha gente va a manifestarse porque de la crisis tenemos que salir, no nos podemos morir de hambre. [Familia Tendera de barrio]