Conversatorio sobre Memoria y Paz en la Asamblea MOVICE – Antioquia
5 de marzo 2025
Previo al 6 de marzo, día internacional por la Dignidad de las víctimas de Crímenes de Estado, se llevó a cabo la Asamblea del Capítulo Antioquia del Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado, en donde la palabra fue compartida por las personas asistentes, habitantes de diferentes regiones del departamento e integrantes de diferentes procesos y colectividades que se recogen en el MOVICE. Las reflexiones, las experiencias y el reconocimiento de los desafíos, realidades y memorias del Movimiento fue uno de los temas abordados en un conversatorio sobre memoria y paz, como una provocación al diálogo sobre los logros alcanzados y los desafíos en la lucha por la verdad, la justicia y la no repetición.
Para ello, se contó con la participación de Fabián Rojas, historiador, Natalia Muñoz, socióloga y, la profesora y doctora en memoria social, Sandra Arenas. La conversación giró en torno a la responsabilidad del Estado, la importancia de la memoria como herramienta de resistencia y el papel de las víctimas en la construcción de la verdad.
Memoria y responsabilidad del Estado
Sandra Arenas inició con el reconocimiento a la labor de las víctimas en la construcción de memoria y enfatizó la necesidad de un reconocimiento público de la responsabilidad del Estado en los crímenes cometidos. Destacó la campaña ¿Quién dio la orden? como un ejemplo de resistencia y lucha por la verdad. Asimismo, resaltó la importancia de los lugares de memoria como contrapeso a los espacios de olvido e impunidad, citando ejemplos de Argentina y Chile, donde antiguos centros de detención han sido transformados en espacios de memoria.
Por su parte, Natalia Muñoz resaltó el valor del archivo como herramienta fundamental para la visibilización de las luchas de las víctimas y la incidencia pública. También señaló como uno de los principales desafíos actuales el negacionismo, evidenciado en la censura y eliminación de murales que denuncian y dignifican a las víctimas. A lo anterior, se suma un reto fundamental que es el acceso a la verdad, especialmente en el marco de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), sistema del que se esperan y quedan en duda los aportes plenos a la verdad, y la relevancia y determinaciones del macrocaso nacional sobre desaparición forzada.
Las instituciones y el papel de la sociedad
En continuidad, Fabián Rojas recogió estas inquietudes y cuestionó el papel de la institucionalidad, que continúa enfrentando dificultades en la implementación de medidas efectivas para garantizar la verdad y la justicia. De allí, surgió la pregunta de si ¿las víctimas pueden realmente contar con las instituciones del Estado? o si, por el contrario, ¿deben seguir acudiendo a organismos internacionales para exigir el reconocimiento de los crímenes cometidos?
Se advirtió sobre el desgaste que enfrentan los procesos de denuncia y exigencia de derechos, destacando la importancia de la esperanza como motor de lucha y la necesidad de un relevo generacional que garantice la continuidad del movimiento. En este sentido, resaltó el papel de las organizaciones sociales en la legitimación de la justicia más allá del ámbito legal, a través de campañas y movilizaciones que dan peso a las denuncias y a la memoria como escenario de disputa.
Lo anterior, convoca a la idea de reinventar estrategias para enfrentar el negacionismo y fortalecer la legitimación social de las luchas de las víctimas, además de insistir en la importancia de la recepción social ante estas expresiones artísticas. De manera ejemplificante, la ciudad, el departamento, el país y el mundo han recepcionado las historias, los mensajes reivindicativos y de exigencia alrededor de La Escombrera como lugar de hechos victimizantes y escenario de memoria.
El papel de la academia y los espacios de memoria
En voz de las personas asistentes a la Asamblea, entre ellas personas víctimas de Crímenes de Estado, liderazgos sociales y personas defensoras de derechos humanos se evidenció la preocupación por la relación entre la academia y el movimiento de víctimas. Algunos criticaron el extractivismo académico, es decir, la utilización de testimonios y experiencias de las víctimas sin un compromiso real con sus luchas. También cuestionaron el impacto y la pertinencia de ciertas investigaciones, exigiendo un mayor respeto y rigor en los estudios sobre memoria y violencia.
Sandra Arenas respondió a estas inquietudes señalando la transformación que ha tenido la academia en su relación con las víctimas, pasando de estudiar la memoria como objeto de análisis a comprenderla como una construcción colectiva con los sujetos que la protagonizan. Resaltó que, a pesar de los avances en la producción de investigaciones sobre memoria, aún queda un largo camino por recorrer para fortalecer el vínculo entre la academia y los movimientos sociales.
Esto dio pie para destacar la importancia de los símbolos y las imágenes en la construcción de memoria, más allá de los museos y espacios institucionalizados. Las pañoletas, los murales y los objetos con significado simbólico tienen un poder enorme para mantener viva la memoria y la lucha por la verdad, aún cuando prevalezcan espacios y funcionarios que estén dispuestos a omitir, censurar o eliminar dichas consignas, mensajes y relatos de las víctimas, tal como ha sucedido en diferentes lugares de la ciudad.
Al final queda la pregunta de si acaso hay una selectividad que determine qué memorias deben ser preservadas y protegidas; si estas deben ser avaladas por la institucionalidad o si es la sociedad la que debe decidir qué merece ser recordado.
Conclusiones y desafíos futuros
El conversatorio dejó claro que, a pesar de los avances en la lucha por la memoria y la verdad, los desafíos siguen siendo grandes. La censura, el negacionismo, la falta de garantías para los liderazgos sociales, las determinaciones en la JEP y la relación con las instituciones y la academia son algunos de los principales retos que enfrentan de manera diferencial las víctimas de crímenes de Estado.
A 20 años de la creación del MOVICE, el Capítulo Antioquia reafirma su compromiso con la verdad, la justicia y la no repetición, apostando por estrategias y espacios para el encuentro bajo la consigna de la resistencia con el propósito de seguir visibilizando la dignidad de las víctimas y sus luchas en el espacio público. La memoria sigue siendo un territorio en disputa, y desde las organizaciones y los territorios se continuará trabajando para que las voces de las víctimas no sean silenciadas.