El que estemos hoy aquí iniciando la búsqueda de nuestros familiares es el resultado de 13 años de lucha y resistencia. Son muchos los momentos que hemos vivido en la organización Mujeres Caminando por la Verdad en busca de la dignificación de las víctimas y el reconocimiento de nuestros derechos a la verdad, la justicia, la reparación integral y las garantías de no repetición.
Ustedes bien lo saben la desaparición forzada implica vivir de forma permanente con el dolor y la incertidumbre, no son pocas las manifestaciones que en el día a día afrontamos, no en vano la Corte Interamericana de Derechos Humanos la ha equiparado al delito de la tortura, y es muy cierto por que a diario tenemos que lidiar con preguntas sin respuestas, la espera incierta de nuestros seres queridos, los señalamientos, el miedo, la ausencia de verdad y de justicia y la impunidad… ya algunas de nuestras compañeras de la organización han muerto en la espera, esta terrible espera que no merece ninguna persona en la humanidad. Hoy recordamos a…
Luz Miriam Montoya Martha Cecilia Puerta Blanca Arango Carmenza Teresa Uribe Ligia Castaño Carmen Emilia Escobar |
Martha Ofelia González Eucaris Arango Inés Durán Berta Echeverri Eloína Gaviria Judith Fernández Mariela Narváez Blanca Cardona |
De manera breve les contaremos todos aquello que nos ha impulsado a la lucha pero también como hemos procurado que lo vivido no quede en el olvido ni bajo el manto de la impunidad. Para que hagamos y mantengamos en la MEMORIA:
Antes del 2000 en la Comuna, cuando se hace inocultable la confrontación armada y la disputa del territorio por grupos armados ilegales y estatales, los líderes sociales y algunas organizaciones realizaron múltiples acciones para hacer visible la situación y también mitigar algunos impactos de la violencia, pero los esfuerzos quedaron cortos para la magnitud de la violencia fraguada en la comuna 13, por los actores del conflicto, tanto ilegales como legales.
Aún así, en septiembre de 2001 hicimos un evento en el Liceo de las Independencias con Embajadas y Naciones Unidas y exigimos parar la guerra y no militarizar el territorio. Ese mismo año, en el mes de noviembre hicimos un plantón en la Alpujarra, reuniones con la Defensoría y la Alcaldía, pero nadie nos escuchó.
En el año 2002 vivimos en la Comuna 13, 12 (doce) operaciones Militares, entre ellas las Operaciones Antorcha, Mariscal y la Orión, altamente publicitadas, en las cuales miembros del Gaula, el CTI, la policía y el ejército actuaron de manera conjunta con hombres del Bloque Cacique Nutibara. Tales operaciones militares dejaron decenas de personas heridas y otras muertas, múltiples detenciones arbitrarias y la desaparición forzada, como ustedes saben, de un número indeterminado de personas, además de los ataques desde helicópteros, los excesos de la fuerza pública, el sometimiento a tratos crueles y el posicionamiento paramilitar en la zona.
El 21 de mayo en desarrollo de la operación Mariscal muchas de nosotras y otros habitantes de la comunidad, salimos con pañuelos blancos a enfrentar los fusiles de la fuerza pública que disparaban hacía nuestras casas, a manera de protesta pacífica frente a la violación de los derechos humanos por parte del ejército. Ustedes recordarán las imágenes en televisión que mostraban la comuna 13 como todo un campo de guerra con centenares de miembros de las fuerza pública, el sobrevuelo de helicópteros, las tanquetas entrando a los barrios y la población tratando de sacar sus heridos para ser atendidos en la Unidad Intermedia de San Javier.
En el 2003 se inició la denuncia de los múltiples crímenes vividos con el apoyo de la Corporación Jurídica Libertad y la realización de encuentros de apoyo psicosocial en compañía de algunas organizaciones sociales y profesionales voluntarios.
Fue en el 2003 que como organización realizamos nuestro primer plantón para hacer visible nuestro dolor ante la ciudad, ante el silencio y negligencia de la institucionalidad. Con el Grupo Interdisciplinario por los Derechos Humanos y otras organizaciones de derechos humanos logramos que hiciera presencia la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Nos escucharon y alertaron a todas las autoridades sobre las desapariciones forzadas. Hablamos de la barbarie silenciosa, pero esa vez tampoco las autoridades escucharon.
En octubre de ese año, en la cancha de San Javier, frente a la Estación del Metro, hicimos nuestra primera vigilia en memoria de los desaparecidos. Tuvimos mucho miedo, pero nos quedamos, pese a que la policía instaló al lado una carpa para conmemorar lo exitoso de la operación Orión y hablar de la paz que supuestamente se respiraba en la comuna. A nuestro alrededor los paramilitares caminaban tranquilamente. Aún así sacamos fuerzas y desde esa fecha cada 16 de octubre le recordamos a la ciudad que la operación Orión no fue paz sino represión y violación de los derechos humanos.
En el 2004 con organizaciones de derechos humanos de la ciudad solicitamos a la Comisión Interamericana que protegiera los derechos de los niños y niñas que estaban siendo reclutadas forzadamente por los paramilitares que en verdad nunca se desmovilizaron.
En el 2005 aunque teníamos mucho miedo decidimos hacer dos acciones junto con el Movimiento de Víctimas de Crímenes de estado: una vigilia en Eduardo Santos, donde dijimos que quienes debían esconderse era los victimarios y no nosotras. Después salimos a la calle, por el paseo Carabobo a poner ladrillos con los nombres de nuestros seres queridos, para recordarle a la sociedad que los héroes no eran los paramilitares ni los militares que han violados los derechos humanos, sino las madres que valientemente hemos denunciado y buscamos a nuestros seres queridos. Queda bien acá recordar que desde este año el MOVICE nos apoya en todas nuestras acciones de visibilización… pero sólo hasta hoy sentimos que empieza a escucharse nuestra voz, después de casi 13 años de clamor.
Fue en el año 2006 que realizamos nuestra primera movilización masiva con ingreso a la Escombrera, nos acompañaron diferentes organizaciones sociales, y cada año procuramos con diversos actos conmemorar la Operación Orión y romper las barreras del miedo y de ingreso a la Escombrera. Se empezó a exigir el cierre de la Escombrera del Salado; se realizaron reuniones con distintas autoridades. No resulta fácil luchar contra el miedo, pero es aún más difícil y desesperanzador luchar contra la estigmatización que se posó sobre la comuna, el silencio de la sociedad y la indolencia ante el clamor por la verdad y la justicia.
En 2007, iniciamos a realizar un inventario de daños, a reflexionar sobre las afectaciones y hacer propuestas sobre los derechos a la verdad, la justicia y la reparación integral.
Para el 2008 nuestra lucha llegó a Estados Unidos, junto con la Corporación Jurídica Libertad solicitamos a un juez en Estados Unidos que se reconocieran nuestros derechos y que Diego Fernando Murillo Bejarano, alias don Berna, no fuera juzgado por narcotráfico sino que fuera juzgado por sus crímenes en la comuna trece. No fue posible, pero logramos que él reconociera que las operaciones militares del 2002 se realizaron entre fuerza pública y paramilitares, y señalo la responsabilidad del general Mario Montoya Uribe. Caso que sigue en la impunidad.
En el año 2009 un desmovilizado del Bloque Cacique Nutibara confirmó en su versión libre ante Justicia y Paz, lo que ya nosotros desde varios años atrás habíamos señalado, la Escombrera era un lugar de operaciones de los grupos paramilitares, en ella asesinaban y enterraban a las personas retenidas, quedando nuestros seres ocultos bajo volquetadas de escombros.
Para el año 2011, después de un largo caminar, pero también como resultado de la unión y solidaridad entre víctimas y el acompañamiento de otras organizaciones fue que decidimos definir como nombre para el grupo, MUJERES CAMINANDO POR LA VERDAD, para hacernos más visibles y reclamar nuestros derechos como víctimas. En medio del dolor, el miedo, la impotencia y la desolación, algunas mujeres buscaron apoyo en personas e instituciones con presencia en la comuna, recuperando la voz, una voz que fue convocando a más mujeres afectadas por la situación y gestar así un espacio de escucha y acogida que mantiene nuestro coraje y nuestra fuerza.
El 9 de abril del 2012, a pesar de las acciones legales emprendidas y los fallos obtenidos, los actos conmemorativos de hecho, afrontando el miedo y la ausencia del Estado, en compañía y apoyo de la sala de Justicia y Paz del Tribunal Superior de Medellín en cabeza del magistrado Ruben Darío Pinilla, se instaló una placa “in memorian” con el fin de dignificar las víctimas allí enterradas, pero luego tuvimos que vivir un hecho lesionador como colectivo, pues la placa instalada en la fue retirada y ocultada, gracias a la orden de uno de los propietarios del terreno donde opera la Escombrera.
En octubre del 2012, se llevó a cabo la Comisión Internacional de Esclarecimiento, con la presencia de 6 comisionados, 4 internacionales y dos nacionales, con el fin de hacer visibles los crímenes vividos, la ausencia de justicia, la militarización y la permanencia de grupos armados ilegales en la comuna. Ellos hicieron recomendaciones para que se buscara a nuestros seres queridos y para que se esclarecieran los hechos. Esta Comisión posibilitó que se volvieran a mover los casos.
En el 2013, el 20 de marzo, inauguramos nuestro Salón de la Memoria, en inmediaciones del Convento de la Madrea Laura, lugar que ha sido desde siempre nuestro punto de encuentro y acogida, donde alimentamos nuestra esperanza y nos fortalecemos como organización. No es fácil enfrentar lo vivido y mucho menos el miedo, ese que aún de alguna forma hace hoy parte de nuestra historia… pero ese mismo dolor nos empujó a buscar ayuda para hallar nuestros familiares y dignificar el nombre de todas las víctimas de la comunidad.
En junio de 2014, realizamos una Vigilia en Memoria de nuestros familiares desaparecidos, y tal vez por primera vez en un acto masivo se contó con la presencia formal de funcionarios de diferentes instituciones del Estado y se conforma la Mesa Interinstitucional para intervenir la Escombrera. No ha sido fácil reconstruir la confianza en el Estado, después de ser negligente por tantos años ante nuestras peticiones y de vivir tantos horrores que cambiaron el rumbo denuestras vidas. Sólo la verdad y la justicia lograrán que tal distancia vaya reduciéndose, es este momento un paso para ello, la persistencia en los esfuerzos ayudará sin duda a que la distancias y la desconfianza se reduzcan.
Hoy, Julio 27 de 2015, sólo queda decir después de este arduo recorrido, que nuestro caminar acá no termina, por que continuaremos en la búsqueda de cada uno y de todos nuestros seres queridos desaparecidos y la dignificación de todas las víctimas de los familiares que hacen parte de nuestra organización. Sepan que como organización estamos convencidas que la paz no se construye sin las víctimas y que de nosotras las víctimas de esta organización está la disposición para ayudar a re-construir la verdad y hacer visible lo vivido para que esto no vuelva a suceder nunca más en una comunidad, esperamos de ustedes las instituciones del Estado que se haga justicia, cese la impunidad y nos den garantías para que lo vivido no vuelva a acontecer… no queremos que más mujeres de nuestra organización mueran en la espera.
Pedimos ante ustedes, instituciones del Estado, organismos defensores de derechos humanos y la comunidad internacional, que la búsqueda de los desaparecidos de la Comuna 13 no se limite a la búsqueda en la Arenera y que se dé cierre inmediato a la Escombrera; que se asignen los recursos necesarios y suficientes, tanto materiales como humanos, para que las víctimas de la Comuna seamos reconocidas tanto individualmente y como colectivo, que podamos algún re-emprender nuestros proyectos de vida como personas y como colectivo social.
Mujeres Caminando por la Verdad