Los años de conflicto en el país han dejado como consecuencia graves violaciones a derechos humanos, atroces crímenes contra la humanidad y millones de personas agredidas. Es por ello que las víctimas —directas e indirecta— han decidido hablar y abanderarse de la lucha por la exigibilidad y reivindicación de sus derechos a la verdad, la justicia, la reparación integral y las garantías de no repetición. Pero además se ha reclamado el derecho a la memoria histórica para que la sociedad colombiana, y la humanidad en general, nunca olviden lo que ha pasado.
Saber la verdad de lo que pasó y porque pasó en cada uno de los crímenes, identificar el contexto socio político y económico de las regiones, identificar a los responsables de los hechos, nos ayudan entender por qué algunos territorios en el país vivieron con mayor crudeza el conflicto, es así como la verdad y la memoria de las víctimas, sus sueños, luchas y reivindicaciones. Todo ello hace parte de la reconstrucción de la memoria.
La sociedad debe conocer a través de los procesos y herramientas de memoria lo que ha pasado, no con la idea de la no-superación, sino para empoderarse y exigir esas garantías de no repetición y que los crímenes nunca más deben repetirse.
Este fue el proceso que hicimos durante los talleres de la memoria con las víctimas del Carmen de Atrato, que han vivido la desaparición forzada, las ejecuciones extrajudiciales, la tortura, el desplazamiento forzado, el reclutamiento forzado, la detenciones arbitrarias, el confinamiento, entre otras modalidades de agresión.